La National Gallery de Londres prepara una exposición sobre el movimiento artístico de vanguardia conocido en Italia por el nombre de "divionisti" o "divisionistas".
Menos conocidos e influyentes que los puntillistas franceses, los "divisionistas", sin embargo, tenían en común con ésos un profundo interés por el estudio de las modernas teorías científicas del color.
Pensaban los divisionistas que los filamentos de color "dividido" aplicados al lienzo se fusionarían en la retina del espectador que mirase sus cuadros desde la distancia apropiada y proporcionarían a sus obras la máxima luminosidad.
Según el pintor Vittore Grubicy de Dragon (1890-1920), que puede considerarse el apóstol del divisionismo, además de proporcionar una técnica y un lenguaje nuevos, las modernas teorías del color abrían las puertas a una nueva estética, apropiada para el tratamiento de temas también nuevos y aspectos inéditos de la naturaleza
Como explica Simonetta Fraquelli, comisaria de la exposición, que se celebrará del 18 de junio al 7 de septiembre, los "divionistas" no constituyeron, sin embargo, un grupo ni publicaron tampoco ningún manifiesto como los futuristas, algunos de los cuales por cierto, como Balla o Boccioni, fueron antes divisionistas.
Por otro lado, si los puntillistas como Seurat o sobre todo Signac estuvieron próximos al anarquismo y el futurismo se ha identificado con el fascismo de Mussolini, los divisionistas más destacados como Giovanni Segantini, Angelo Morbelli y Emilio Longoni adoptaron ideas socialistas y vieron en el arte un instrumento de transformación social en un contexto particularmente agitado.
A finales del siglo XIX, el todavía incipiente Estado italiano- la unificación no se había producido hasta 1871- se enfrentaba a una grave crisis económica. Eran en efecto años de incertidumbre política y de alborotos sociales.
Con la llegada masiva de miles de trabajadores a las ciudades industriales del norte, muchos divisionistas decidieron darle la espalda a la fría modernidad de ciudades como Turín o Milán para refugiarse en el campo y en la montaña.
Ése es el caso del más conocido de todos ellos, Giovanni Segantini (1858-1899), que encontró en la soledad de los Alpes suizos motivo de inspiración de algunas de sus obras más destacadas, pero también de Giuseppe Pellizza, que regresó a su finca de Volpedo, donde se convirtió en agente de transformación social.
En su obra, "Il Quarto Stato", que iba a utilizarse por cierto para el cartel anunciador de la película épica "Novecento", de Bernardo Bertolucci, Pellizza da Volpedo pintó a sus trabajadores avanzando de frente como una masa compacta hacia la luz de la justicia social.
Angelo Morbelli volvió por su parte al Piamonte y en sus cuadros defendió la causa de las mujeres que trabajaban en los arrozales al igual que antes había documentado la vida de los ancianos y abandonados en la gran urbe milanesa.
La exposición de la National Gallery documentará, junto a esa temática social, otros aspectos importantes del "divionismo" como su interés por el simbolismo, patente en obras como "El Ángel de la Vida", de Segantini, o "Maternidad" de Gaetano Previati, así como su transición al futurismo, movimiento que emergió orgánicamente de aquél.
Pensaban los divisionistas que los filamentos de color "dividido" aplicados al lienzo se fusionarían en la retina del espectador que mirase sus cuadros desde la distancia apropiada y proporcionarían a sus obras la máxima luminosidad.
Según el pintor Vittore Grubicy de Dragon (1890-1920), que puede considerarse el apóstol del divisionismo, además de proporcionar una técnica y un lenguaje nuevos, las modernas teorías del color abrían las puertas a una nueva estética, apropiada para el tratamiento de temas también nuevos y aspectos inéditos de la naturaleza
Como explica Simonetta Fraquelli, comisaria de la exposición, que se celebrará del 18 de junio al 7 de septiembre, los "divionistas" no constituyeron, sin embargo, un grupo ni publicaron tampoco ningún manifiesto como los futuristas, algunos de los cuales por cierto, como Balla o Boccioni, fueron antes divisionistas.
Por otro lado, si los puntillistas como Seurat o sobre todo Signac estuvieron próximos al anarquismo y el futurismo se ha identificado con el fascismo de Mussolini, los divisionistas más destacados como Giovanni Segantini, Angelo Morbelli y Emilio Longoni adoptaron ideas socialistas y vieron en el arte un instrumento de transformación social en un contexto particularmente agitado.
A finales del siglo XIX, el todavía incipiente Estado italiano- la unificación no se había producido hasta 1871- se enfrentaba a una grave crisis económica. Eran en efecto años de incertidumbre política y de alborotos sociales.
Con la llegada masiva de miles de trabajadores a las ciudades industriales del norte, muchos divisionistas decidieron darle la espalda a la fría modernidad de ciudades como Turín o Milán para refugiarse en el campo y en la montaña.
Ése es el caso del más conocido de todos ellos, Giovanni Segantini (1858-1899), que encontró en la soledad de los Alpes suizos motivo de inspiración de algunas de sus obras más destacadas, pero también de Giuseppe Pellizza, que regresó a su finca de Volpedo, donde se convirtió en agente de transformación social.
En su obra, "Il Quarto Stato", que iba a utilizarse por cierto para el cartel anunciador de la película épica "Novecento", de Bernardo Bertolucci, Pellizza da Volpedo pintó a sus trabajadores avanzando de frente como una masa compacta hacia la luz de la justicia social.
Angelo Morbelli volvió por su parte al Piamonte y en sus cuadros defendió la causa de las mujeres que trabajaban en los arrozales al igual que antes había documentado la vida de los ancianos y abandonados en la gran urbe milanesa.
La exposición de la National Gallery documentará, junto a esa temática social, otros aspectos importantes del "divionismo" como su interés por el simbolismo, patente en obras como "El Ángel de la Vida", de Segantini, o "Maternidad" de Gaetano Previati, así como su transición al futurismo, movimiento que emergió orgánicamente de aquél.
Fuente: EFE
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