miércoles, 11 de julio de 2007

Una exposición reúne ochenta retratos femeninos de la colección de Viktor Elliot.


Unas ochenta obras de la Viktor Elliot Collection, dedicada íntegramente al retrato femenino, se exhiben desde hoy en el Museo Diocesano de Barcelona en una exposición que incluye cuadros de Ramón Casas, Tàpies, Chicharro, Francisco Miralles, Ocaña o Julián Grau Santos.
El comisario de la exposición, Francesc Fontbona, ha comentado hoy en la presentación que "en la selección de las obras he prescindido de si los pintores eran canónigos o no, estaban en una u otra corriente, porque la colección es absolutamente ecléctica".
Con la muestra, que estará abierta al público en el Diocesano hasta el 9 de septiembre próximo, Fontbona ha querido "reivindicar el género del retrato, el género por antonomasia, pero hoy con tanta mala prensa".
El comisario ha criticado la actitud de muchos coleccionistas actuales, que "prefieren comprar en las galerías paisajes, interiores, composiciones abstractas o bodegones, antes que adquirir el retrato de alguien desconocido".
A su juicio, "el retrato es el género pictórico en el que el artista se la juega más, al tratar de captar la expresión humana, que no al pintar un prado, una manzanas o un naufragio".
Quizá por esa razón, recuerda Fontbona, André Felibien situó en la Francia del Rey Sol el retrato de figuras humanas en "el nivel más alto de la creación artística".
La presente exposición tiene un ilustre precedente en Barcelona, el I Salón Mirador, que tuvo lugar en la primavera de 1933 en las galerias Laietanes y que se centraba en cien años de retrato femenino en la pintura catalana (1830-1930).
Algunos de los nombres presentes en aquella exposición se encuentran ahora en el Museo Diocesano, como el propio Casas, Borrell, Brull, Caba, Canals, Francesc Masriera, Miralles y Lluïsa Vidal.
Incluso se puede contemplar una obra, "La Señora Verdaguer", de Benet Mercadé, en cuyo bastidor hay una etiqueta que atestigua su presencia en el Salón Mirador.
En la exposición se pueden contemplar obras de Joaquim Sunyer, Vila Arrufat, Ramón Pichot, Josep de Togores, un retrato femenino de Antoni Tàpies de los años 40, un Opisso, una obra de Olga Sacharoff o un Ramón Casas.
Según Fontbona, estamos ante una colección "acertadamente contracorriente", pues se centra en el retrato femenino, especialmente el realizado en Cataluña.
La propuesta del comisario pretende, según afirma él mismo, superar las colecciones canónicas realizadas en el pasado, pues "cada época hace sus selecciones de artistas, a veces casi dogmáticas, que a menudo, pasadas las décadas, es necesario corregir".
El conservador de la colección, Armin Heinemann, modisto de profesión, ha indicado que desde Ibiza, donde vivía en los años sesenta y setenta el ambiente hippie de la época, viajaba asiduamente a Barcelona, donde fue comprando cuadros, siempre retratos femeninos.
"La emoción, la belleza y la pasión" son los tres elementos que llevaban a Heinemann a comprar un cuadro: "adquiría el retrato si la cara de la mujer pintada me decía algo, aunque otras veces me llamaba la atención la tela de su vestido", ha señalado.
Al margen de consideraciones estéticas, la exposición permite asimismo "trazar una panorámica amplia por la historia del arte, desde el realismo ochocentista, la pintura burguesa, el modernismo, el noucentismo o la escuela clásica de París, apunta Fontbona.
Fuente: EFE

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