martes, 22 de enero de 2008

Un Cristo atribuido a Martínez Montañés recupera la policromía tras catorce meses de trabajo.

El Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) de la Consejería de Cultura ha terminado la restauración del Cristo de los Desamparados de la iglesia conventual del Santo Ángel de Sevilla, atribuido a Juan Martínez Montañés y que ha recuperado su policromía original tras catorce meses de trabajo.
En este antiguo convento carmelita, la consejera de Cultura, Rosa Torres, ha presentado hoy la intervención hecha por el IAPH, que es "de la satisfacción de todos", una vez devuelto este crucificado con su "recobrado aspecto" al templo donde se venera y que ha definido como "una de las esculturas más sobresalientes" del barroco andaluz.
Tras elogiar a los profesionales del IAPH por sus trabajos "reconocidos nacional e internacionalmente", ha dicho que, aunque la autoría no se ha determinado "de forma concluyente", "no hay dudas, y sí muchas evidencias, de que es una obra de gran calidad artística y uno de los exponentes de la imaginería basada en la Crucifixión".
Ha destacado que con este trabajo, en el que han participado doce técnicos de ese organismo andaluz, con 14.000 euros de inversión, se ha comprobado que "las características técnicas de la obra son muy semejantes a la del gran Cristo de la Clemencia de la Catedral de Sevilla, realizado en 1603 por Martínez Montañés" (1568-1649).
Torres ha insistido en que este Cristo de los Desemparados "se atribuye con muchos elementos de razón a Martínez Montañés" y que el estudio realizado permite, según los técnicos, "reivindicarlo como una de las grandes esculturas de la historia del arte de Andalucía" y "uno de los ejemplos más insignes de la mejor escuela sevillana".
Ha precisado que, tras su análisis estilístico, se ven "claros grafismos de la producción" del maestro de Alcalá la Real (Jaén), si bien presenta "algunas características a nivel compositivo y técnico que difieren en parte de otras imágenes suyas del mismo tema".
La imagen, propiedad desde su origen hasta hoy del convento de los carmelitas descalzos de Sevilla, fundado en 1587, se relaciona documentalmente con Martínez Montañés por una cédula judicial fechada en 1623, donde se menciona el contrato del artista para realizar un Cristo con destino al convento carmelita sevillano.
El Crucificado representa el instante inmediatamente anterior a la muerte de Cristo y su restauración, según la consejera, ha puesto de manifiesto "de forma más evidente el dramatismo del rostro, destacando la tensión de la boca y rasgos faciales con los signos de la defunción", además de la "excelente calidad de su policromía, que representa con gran virtuosismo los tonos de la piel y las marcas de la pasión de Cristo".
"Ha merecido la pena", según el prior de la iglesia conventual del Santo Ángel, Juan de Dios Dobado, que ha agradecido a la Junta que con su intervención pueda "contemplarse esta imagen como hace casi 390 años, cuando Martínez Montañés entregó esta joya, una de sus obras más bellas, a la Comunidad Carmelita", así como "el cariño y la profesionalidad" con que la han tratado los técnicos del IAPH.
La restauración en sí ha incluido catorce análisis, tres radiográficos y cinco documentos técnicos, y se centró primero en los estudios previos necesarios como el radiológico, un examen con iluminación ultravioleta y otro de la capa polícroma mediante lupa binocular, así como el análisis de caracterización de materiales constitutivos.
Las principales alteraciones de la imagen afectaban a la capa polícroma, por la suciedad que estaba extendida por toda su superficie, aunque sus daños más graves eran fruto de las sucesivas intervenciones sufridas en su historia, como el repolicromado sobre el sudario que había alterado la iconografía, las capas de barniz aplicadas en su superficie o la acumulación de humo y polvo.
Todas estas actuaciones habían ocultado el cromatismo de la obra haciendo inapreciable su naturalidad y verosimilitud.
Además, presentaba otras alteraciones de menor trascendencia, como pequeñas pérdidas de adhesión en el soporte y la capa pictórica que han sido repuestas, así como la pérdida de parte de la corona de espinas, que se ha reconstruido para recuperar el equilibrio compositivo de la imagen, mientras que también se han mejorado sus condiciones expositivas en la Capilla Sacramental donde se venera.
Fuente: EFE

No hay comentarios: