La primera retrospectiva en Estados Unidos sobre la obra del pintor Gustav Klimt, incluyendo el retrato de Adele Bloch-Bauer, considerado el cuadro por el que más se ha pagado en el mundo, se podrá visitar en Nueva York hasta el próximo 30 de junio.
Titulada "Gustav Klimt: las colecciones de Ronald Lauder y Serge Sabarsky", la muestra se expone desde esta semana en la Neue Galerie de Manhattan y consta de ocho pinturas y más de 120 dibujos del artista austríaco que se ha logrado reunir por primera vez.
La exposición une así las colecciones de Lauder y Sabarsky, cofundadores de la Neue Galerie, sobre las obras de Klimt (1867-1918), creador del movimiento de art nouveau en Austria y símbolo de la llamada "destrucción creadora" que entonces dominaba el panorama artístico vienés.
"Los trabajos de Klimt representan la quintaesencia del fin de siglo en Viena: su riqueza, su sensualidad y su capacidad de innovación", dijo la directora de la Neue Galerie, Renée Price.
Para Lauder, heredero del imperio de los cosméticos Estée Lauder y propietario del célebre retrato de Adele Bloch-Bauer, el pintor austríaco "es de suma importancia en el desarrollo del arte moderno, y parte central de la colección y la misión de este museo".
Lauder adquirió hace apenas un año el cuadro, un óleo de 138 por 138 centímetros conocido como "la Adele de oro", por los tonos predominantemente dorados con que Klimt reflejó a la sensual esposa de un empresario judío, Ferdinand Bloch-Bauer, y de la que entonces se dijo que fue amante del artista.
Ese cuadro, por el que se pagaron 135 millones de dólares, es pieza central de esta sala de exposiciones, primer destino fuera de Austria para quienes quieran admirar los trabajos "de un artista tan complejo y particular", dijo Price.
Los organizadores de la muestra han incluido también, como uno de sus grandes atractivos, la reconstrucción del salón de recepción del segundo estudio del artista vienés con sus propios muebles.
Esa recreación de una parte del estudio del pintor modernista está basada en los planos originales de la residencia y en las fotografías de 1912 que perduran sobre el estudio vienés que Klimt ocupó desde 1892 durante dos décadas.
Los muebles son los originales diseñados por Josef Hoffmann, y han sido prestados por la colección Ernst Ploil de la capital austríaca.
Además de esas pinturas y dibujos y del particular estudio recreado tan fielmente, los organizadores han incluido en la exposición algunos objetos que pertenecieron al autor de pinturas tan conocidas como "El beso" o "Dánae".
Entre los efectos personales de Klimt, la Neue Galerie ha incluido unos gemelos de camisa y un sello, ambos diseñados por el arquitecto Josef Hoffmann, así como una bata de pintar del artista, la única que se conserva.
La recreación de ese ambiente modernista vienés del estudio y la muestra se completa con la música de fondo elegida para la ocasión, que incluye piezas de los autores más admirados por Klimt, como Beethoven, Brahms o Schubert.
Con esta retrospectiva se acerca al público estadounidense el trabajo de un gran pintor apenas conocido en este país durante la primera parte del pasado siglo y cuya reputación entre admiradores y coleccionistas comenzó a partir de los años sesenta, para ser hoy día un artista de culto.
La exhibición contiene además una muestra de dibujos realizados por estudiantes vieneses de entre 10 y 14 años inspirados en la famosa "Adele de oro", y presentes aquí bajo el título de "Adele llega a América".
Para completarla los organizadores han publicado un catálogo ilustrado, con ensayos de Marian Bisanz-Prakken, Emily Braun, Alessandra Comini, Ronald Lauder, Sophie Lillie, Tobias Natter y Renée Price, entre otros.
En esa publicación aparece además una entrevista con Maria Altmann, sobrina de Adele Bloch-Bauer y anterior propietaria de la obra, por la que pleiteó en los tribunales con el Gobierno austríaco para recuperar un tesoro artístico confiscado durante la ocupación nazi.
La exposición une así las colecciones de Lauder y Sabarsky, cofundadores de la Neue Galerie, sobre las obras de Klimt (1867-1918), creador del movimiento de art nouveau en Austria y símbolo de la llamada "destrucción creadora" que entonces dominaba el panorama artístico vienés.
"Los trabajos de Klimt representan la quintaesencia del fin de siglo en Viena: su riqueza, su sensualidad y su capacidad de innovación", dijo la directora de la Neue Galerie, Renée Price.
Para Lauder, heredero del imperio de los cosméticos Estée Lauder y propietario del célebre retrato de Adele Bloch-Bauer, el pintor austríaco "es de suma importancia en el desarrollo del arte moderno, y parte central de la colección y la misión de este museo".
Lauder adquirió hace apenas un año el cuadro, un óleo de 138 por 138 centímetros conocido como "la Adele de oro", por los tonos predominantemente dorados con que Klimt reflejó a la sensual esposa de un empresario judío, Ferdinand Bloch-Bauer, y de la que entonces se dijo que fue amante del artista.
Ese cuadro, por el que se pagaron 135 millones de dólares, es pieza central de esta sala de exposiciones, primer destino fuera de Austria para quienes quieran admirar los trabajos "de un artista tan complejo y particular", dijo Price.
Los organizadores de la muestra han incluido también, como uno de sus grandes atractivos, la reconstrucción del salón de recepción del segundo estudio del artista vienés con sus propios muebles.
Esa recreación de una parte del estudio del pintor modernista está basada en los planos originales de la residencia y en las fotografías de 1912 que perduran sobre el estudio vienés que Klimt ocupó desde 1892 durante dos décadas.
Los muebles son los originales diseñados por Josef Hoffmann, y han sido prestados por la colección Ernst Ploil de la capital austríaca.
Además de esas pinturas y dibujos y del particular estudio recreado tan fielmente, los organizadores han incluido en la exposición algunos objetos que pertenecieron al autor de pinturas tan conocidas como "El beso" o "Dánae".
Entre los efectos personales de Klimt, la Neue Galerie ha incluido unos gemelos de camisa y un sello, ambos diseñados por el arquitecto Josef Hoffmann, así como una bata de pintar del artista, la única que se conserva.
La recreación de ese ambiente modernista vienés del estudio y la muestra se completa con la música de fondo elegida para la ocasión, que incluye piezas de los autores más admirados por Klimt, como Beethoven, Brahms o Schubert.
Con esta retrospectiva se acerca al público estadounidense el trabajo de un gran pintor apenas conocido en este país durante la primera parte del pasado siglo y cuya reputación entre admiradores y coleccionistas comenzó a partir de los años sesenta, para ser hoy día un artista de culto.
La exhibición contiene además una muestra de dibujos realizados por estudiantes vieneses de entre 10 y 14 años inspirados en la famosa "Adele de oro", y presentes aquí bajo el título de "Adele llega a América".
Para completarla los organizadores han publicado un catálogo ilustrado, con ensayos de Marian Bisanz-Prakken, Emily Braun, Alessandra Comini, Ronald Lauder, Sophie Lillie, Tobias Natter y Renée Price, entre otros.
En esa publicación aparece además una entrevista con Maria Altmann, sobrina de Adele Bloch-Bauer y anterior propietaria de la obra, por la que pleiteó en los tribunales con el Gobierno austríaco para recuperar un tesoro artístico confiscado durante la ocupación nazi.
Fuente: EFE
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