jueves, 18 de octubre de 2007

Una colección europea de tapices del Barroco se expone en el Metropolitan de Nueva York.

Una fabulosa colección de tapices procedentes de diez países y confeccionados entre 1590 y 1720 a petición de reyes, papas y aristócratas de toda Europa, se puede contemplar desde hoy y hasta el 6 de enero en el Museo Metropolitan de Nueva York.
Bajo el título "Tapicería en el Barroco: Hilos de Esplendor", el prestigioso museo neoyorquino ha organizado esta exhibición de 40 tapices que cuenta con la colaboración de instituciones de otros países poseedores de espléndidas piezas, como el Patrimonio Nacional de España.
La exhibición, que en parte se podrá visitar durante la primavera de 2008 en Madrid, según dijeron los organizadores, es también "la primera muestra global de la tapicería europea de alta calidad del siglo XVII y demuestra su importancia como una arte figurativo" de la época.
Desde la Edad Media al siglo XVIII, las cortes europeas mostraban gran generosidad a la hora de encargar a los artistas más a la moda los tapices con los que decoraban sus mansiones, pero que también eran "instrumento de propaganda", consideran los expertos del Metropolitan.
"En esta muestra puede verse la tapicería más importante del Barroco desde que Luis XIV se paseaba por las galerías de Versalles", dijo hoy el director del Metropolitan, Philippe de Montebello, que ve en ella "una experiencia visual sin igual para una audiencia moderna".
En esta muestra, que sigue a la realizada por la institución sobre los tapices del Renacimiento en 2002, se puede observar la evolución estilística de un arte al que contribuyeron los mayores artistas de la época como Peter Paul Rubens, Jacob Jordaens, Simon Vouet, Charles LeBrun, Pietro da Cortona o Giovanni Romanelli.
Además de los 40 tapices, se exhiben 25 diseños y dibujos, la mitad de ellos proceden de la escuela flamenca, como los Triunfos de la Iglesia, diseñado por Rubens, o los de Jordaens para los Austrias.
Precisamente esa tapicería de Rubens tuvo como destino el convento de las Descalzas Reales en Madrid.
La muestra incluye raras piezas como el dosel de un trono hecho para el rey de Dinamarca en 1584, las elaboradas en 1620 en la localidad inglesa de Mortlake para Carlos I de Inglaterra o los hechos por la fábrica francesa de Gobelinos para Luis XIV.
"Para la mayor parte de los ricos del siglo XVII, la tapicería era el principal instrumento de la decoración figurativa y de la propaganda, aunque ello apenas se menciona en los libros de historia", explicó el comisario de la exposición, Thomas Campbell.
Agregó que los "tapices del Barroco proporcionan equilibrio a esa visión miope del pasado".
La muestra consta de nueve secciones que recorren la evolución de los centros europeos que se dedicaban a la industria del tapiz desde 1580 hasta 1720, y en ella se recoge cómo la guerra de 1570-1580 en los Países Bajos hizo que muchos de sus artesanos tapiceros dejasen el país para marchar a otros lugares europeos.
Igualmente se muestra el renacer de esa industria en Bruselas, a partir de principios de 1600, de la mano de los archiduques Alberto e Isabel, y los diseños que Rubens pintó en óleos para la colección de la Casa Real española, y que luego se reproducían en lana y seda.
El declive de la escuela de Bruselas llevó al auge de la de París y de artistas como Antoine Caron, Henri Lerambert y Simon Vouet, y al de Mortlake, para volver de nuevo a Bruselas, y seguir en Florencia con los encargos de los Medici a los artesanos Lodovico Cardi y Lorenzo Lippi.
Otra sección de la muestra se concentra en la fábrica francesa de los Gobelinos, para acabar con los tapices elaborados para el duque de Marlborough.
Además de esa fabulosa colección de tapices, el Metropolitan ha abierto también esta semana otra exposición, "Regalos para los dioses: imágenes de los templos egipcios", en la que se pueden ver 70 estatuas y estatuillas elaboradas con metales preciosos y cobre que datan de hace dos milenios.
Fuente: EFE

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